martes, 16 de octubre de 2012

Comiendo techo sin tu amor.

Mi mundo bajo tierra porque no puedo caer más. Dónde te escondías cuando todo se torcía, ¿eh? ¿Por qué me contaste el cuento de "en las malas y en las buenas"? ¿Por qué sólo lo cumplí yo? ¿Por qué olvidas que te necesité y sólo piensas que tú me necesitas ahora? Mis musas te escupirían si se cruzasen contigo. Yo también lo haría, pero la sativa me deja sin saliva. Dejé todo por ti porque tú eras todo. Ahora qué.
Le vendí mi corazón a un poeta cocainómano por menos de 100 dirhams. No tengo tiempo para recomponerlo y tampoco me hace falta. Me recriminaba que no era un segundo plato, que tenía que mirar más por él y no tanto por ella. Le cuidaba como sabía: droga por aquí, mentiras por allá, y se mantenía bien. Ahora aprenderé a vivir vacío, un poco más de lo normal. Más inerte, más apático, más inestable, pero feliz.
Sólo te pedí que me cuidaras a sabiendas de que no tenía ningún derecho a exigírtelo y tú te encargaste de destrozarme.
Te seguiré escribiendo esas cartas con mala letra que nunca te llegan, y acaban en pedazos por el escritorio. 
Desgaste tu inicial, soplé dientes de león nuestro número de veces, puse en replay nuestra canción hasta dormirme, olí tu colonia hasta ser anaerobia y sólo tolerar tu colonia, pero no sirvió de nada. Sé que mi sombra sigue buscando la tuya, y, ¿sabes? ella tampoco tiene corazón. No sé si ésto depende del corazón, de la hipófisis o de mi inestabilidad emocional, pero tú eras mi base, mi cimiento, dependía de ti o dependo.
No tengo nada por lo que seguir, pero no quedan más cojones que hacerlo. Por mí (sin ti) y por el hueco que dejaste o dejé.
"Ay, nene..." como forma de terminar con todo.

Anthony.


¿A ti no te duele esto? ¿No te duele haber dejado tantas ilusiones en algo y ver como se esta rompiendo? ¿En serio no se te remueve el puto alma? Porque a mi se me está cayendo el mundo, porque echarte de menos es peor que una resaca, es peor que un mes de tortura. ¿Cuánto te quise? ¿Cuánto te quiero? Soy la primera que sabe que he sido egoísta, que quizás exigía demasiado, o a veces demasiado poco. Yo solo quería cariño, que me quisieras, que me entendieras. ¿Dónde estabas cuándo más te necesite? ¿Dónde estabas cuándo me derrumbaba? ¿Y crees que no he derrochado lágrimas por ello? ¿Por ti? Más de las que mereces, joder. 

Quizás he sido una metomentodo y te he dado dolores de cabeza, pero yo mataba a todo, y todos por ti. Me comía el mundo pro ti, mientras la boca se me llenaba de piropos de ti. 

Hoy no, hoy me dueles, me decepcionas. Y, si soy gilipollas, porque si volvieras sería la primera en abrirte los brazos... Hoy me pregunto.. ¿Eres lo que merezco? ¿Me mereciste alguna vez...?

sábado, 7 de julio de 2012

Inseguridades, os saludo.


La mierda de siempre, miedos, inseguridades, celos, desconfianza. Intento ser mejor, pero te juro que no puedo. Las cicatrices se rehacen haciéndome demasiado daño, haciendo que tenga miedo de ‘’arriesgar’’. Intento encontrar una solución a mi misma, hacer que mis miedos por un momento desaparezcan, porque sin ti, todo volvería a ser gris. Y, no quiero, no quiero imaginarme un día sin ti. Quizás necesito ayuda, ayuda de verdad. Porque por una vez, realmente quiero ser feliz, quiero sentir que todo va bien.

Siento que mi corazón roto intenta bombear, pero no puede, le duele. Quizás el daño del pasado, me pasa factura ahora. Quiero tenerte conmigo a todas horas y que el miedo no pueda conmigo. Me mata el pensar, me mata el quererme morir por dentro. Todo iba bien hasta que apareciste y me hiciste sentir cosas que no quería.

Ahora no es un puedo, es un no quiero. No quiero seguir así, es hora de levantarme. Quiero plegar las alas y volar. No quiero seguir siendo la reina de la culpa, quiero ser la reina de las sonrisas. Porque lo merezco, lo mereces.

Quizás todo iría mejor diciéndote mis miedos, mis inseguridades. O quizás, las sabes y tu forma de apoyarme es con el tiempo. El tiempo mata, pero más mata fallarme cada día. No soporto este caos mental. Llevo heridas en la espalda, que no sanan, joder. Pero no me importan, que sanen cuando quieran, que quiero seguir aquí, por ti, por mi, por mi calma.
Porque tengo 28 sonrisas, y todas son culpa tuya, cariño. 

viernes, 15 de junio de 2012

Noches sin mañanas.

La habitación está en silencio. En relativo silencio. Cualquier otro día cerraría los ojos y dormiría tranquilamente, pero no hoy.
Miles de pensamientos invaden mi cabeza y se apoderan de mí. Odio las noches como esta. Me agobio. El tic-tac del reloj me mata. Los ruidos que otras noches eran casi imperceptibles esta vez resuenan en mi cabeza . Oigo el ruido de algunos coches. Estoy cansada. Cansada de lo mismo, de cometer tantos errores y de tener tantos fallos incorregibles. Y lo peor de todo, que no pueda cambiar nada. No hay nada ni nadie que me salve, joder. Empiezo a sentir los ojos húmedos y aunque intente evitarlo, esas lágrimas acaban cayendo y mojan mi cara y la almohada. Demasiado bien saben ellas a estas alturas el camino que tienen que recorrer. Todos los pensamientos posibles acuden a mi mente. Me estoy agobiando demasiado, encima el reloj  no para de sonar. ¿Qué hago ahora? No sé seguir, no sé rectificar, no sé absolutamente nada. El tic-tac se clava. No hay solución. Estoy completamente perdida y no encuentro ninguna salida. Me levanto, cojo el reloj y lo tiro al suelo. No aguantaba más. Mierda, cuándo tendrá intención de pasarse todo esto...

martes, 24 de abril de 2012

Vacío


Sigo aquí. Aunque ni siquiera me he dado cuenta sigo aquí esperando un imposible. Deseando volver a ver esa parte de mi que te llevaste contigo.  Ya no me preocupa el nudo que siento en el pecho, ni siquiera la ansiedad que golpea mi cuerpo, me he acostumbrado.

Todas las noches mirando techo, y cuándo miro la hora está amaneciendo. Tengo miedo, al final esto acabará conmigo y no es algo que me haga feliz.
 No busco un final feliz, no, busco serlo.
A veces estamos a centímetros de la felicidad pero somos ciegos y no la vemos, no vemos que esta a nuestro alcance y por esa ceguera perdemos todo. Lo he vivido, he vivido la ceguera y el perderlo todo. Y, duele.¿Quién soy? ¿Qué quiero? Las mismas preguntas y sigo sin sus respuestas. ¿Qué estoy haciendo? ¿En qué me estoy convirtiendo? No estoy sola pero me siento como si lo estuviese. Todos los días para mi son iguales, no vale la pena ninguno. Da igual que cambien, no muestro interés alguno por los cambios.
¿Rutina? No, no es rutina. No sé que es y es lo que más temo, el  ‘’no saber que me pasa’’. Y, miento si digo que ‘’estoy bien’’ o que ‘’me siento bien por dentro’’.

No me interesa su sonrisa, ni que éste preocupado. Ha dejado de interesarme estar pendiente de él. Ya no me importa, no me importa nada, ni siquiera yo. Otra noche a dormir con la almohada anejada en lágrimas.
El cenicero lleno de colillas, y el estanco cerrado y yo sin tabaco. No queda alcohol, quiero sentir algo más que el frío que siento dentro.  Recordar conversaciones rebuscando el porque de este estado, y no encontrarlo. Que alguien acabe conmigo, que no aguanto, que no… que no puedo seguir, joder.

viernes, 20 de abril de 2012

Socorro.


Respirar. Expirar.
Es lo que siempre me digo cuándo la ansiedad recubre todo sentimiento, si, ese sentimiento de un ‘’no puedo más.’’ Me replanteo muchas cosas y ninguna optimista. Bueno, realmente nunca he sido muy positiva que digamos. Siempre he sido de las que sueñan una vida paralela despierta, una vida que no es la mía. Dime, ¿Cuánto pesan las heridas? Porque una a una me las reabro, sin ayuda de nadie.

Y, si estoy así es porque yo misma me lo he buscado, yo misma me he buscado este bucle sin sentido. Y, tiro de mi para arriba pero no avanzo la maldita cuerda se rompe, dejándome quemaduras de segundo grado. No me gusta herirme a mi misma, no me gusta no saber quién soy.

Tuve todo lo que pude desear, pero nunca me conforme siempre pedía mas y más. Sin ser consciente que tenía todo para ser feliz. Hasta que se marchitó por no pensar, por no saber valorar lo que tenía entre las cuatro paredes de mi cuarto.


Y, si el amor llamo a mi puerta, pero se marchitó. Se marchitó por no ser suficiente, pero.. ¿Qué lo es? Siempre pedí más de lo que tenía y luego lloré por perder lo poco que me ofrecía a vida. ¿No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes? Yo sabía lo que tenía y deje que se perdiese.
 
Realmente no soy feliz, pero tampoco sé que debo buscar o encontrar para encontrar tal sentimiento. ¿Qué es la felicidad? Realmente no conozco a nadie que sea completamente feliz, imagino que esa persona no existe.
Necesito encontrarme, lo necesito. ¿Quién soy? ¿Qué quiero? Respuestas que me hago y desconozco  su respuesta.
La distancia destruye orgullosos, relaciones pero también destruye heridas ¿no? Tener a una persona lejos no ayuda eso de la ‘’felicidad’’, tampoco. Todo tiene su complejidad, y  todo alberga su parte mala.

Echo de menos sentir eso de ‘’Mi vida es tuya’’. A veces somos una panda de hipócritas, yo la primera. ¿Mi vida es tuya? ¿Entonces la mía de quién es? ¿Del aíre? El amor nos hace gilipollas. Pero claro, eso lo digo ahora que no lo estoy.

Me parto la cara con mi orgullo cada mañana, pero aun así no me sale un ‘’Ayúdame, no me siento bien’’. Salen los ‘’no pasa nada’’, o los ‘’estoy bien’’. Pero si me lo preguntas mirándome a los ojos o insistiendo seguramente me derrumbe y rompa a llorar. Llorar de esa manera que te duele el pecho del dolor que albergas. Prefiero hacerme daño por fuera a seguir sintiéndolo por dentro. Porque según dicen el dolor de afuera se acaba yendo, pero el de dentro poco a poco te deshace ¿sabes?
Esto es otro texto de socorro que no va a ninguna parte, ni siquiera yo me tomo en cuenta, son letras que siento en este momento, pero quizás mañana ni las sienta.

jueves, 12 de abril de 2012

Ya no, chico, ya no.

A veces siento que he mejorado desde que te marchaste, pero no. Sigo echando mierda sobre ti, sobre tu recuerdo y sobre esas malditas noches sin dormir. No te quiero, deje de hacerlo cuándo me di cuenta que ya no volverías.

Fui otra más, y eso es lo que más me quema. ¿Cuántas noches te he llorado pidiendo que vuelvas? ¿Cuántas? Pero, ninguna acabo siendo suficiente, por más que llorase nunca te dignaste en volver. Nunca volviste, te alejaste para siempre. Siempre me creí tus promesas, esas de ‘’siempre’’, esas de ‘’seremos amigos’’. ¿Dónde estás? ¿Dónde has estado cuándo el mundo se derrumbaba sin sentido ante mis ojos? ¿Dónde?

Pase página. Pero las cicatrices siguen abiertas, impidiéndome ser feliz. Quiero serlo, quiero volver a sonreír y sentir algo dentro de mi pecho. El miedo se acentúa, cuándo pienso en arriesgar.

Mi corazón está frío y ni siquiera se me ocurre darle un poco de calor. Ya no bombea como antes y ni siquiera me duelen sus latidos. Ojala pudiese volver a querer como en su día te quise a ti. La putada de querer así, es que no se vuelve a repetir.

Tú te lo perdiste, joder. ME PERDISTE. Y, ni siquiera te diste cuenta lo valioso que fue lo que teníamos.